miércoles, 9 de noviembre de 2011

COLUMNA LA CAÑERIA, POR FONTANERO EDICION # 351

Dicen que luego de sus primeras vacaciones todo pagado por la tierra de mi abuelito Takeshi el gobelino Charly Luciani llegó con muchas ganas de fiesta y que lo primero que hizo al regresar al terruño fue ponerse en su estado natural y enfilar hacia la plaza monumental de toribios, donde créame que no le fue pero nadita bien, como tampoco le fue bien al burriciego juez de plaza representado por su lacayo Manolo Ramírez, quien nos dicen que está por pasar a formar parte de las estadísticas amañadas que produce el INEGI, por aquello de que se quedará sin chamba, ya que el señor del palacio dio la orden de que lo cepillen de la nómina del patronato, donde le tienen asignada una buena chuletota, y también de la lista de raya especial que maneja el secre particular Alejandro Bernal, luego de que tiró de a lucas al jefe cuando le exigía que le ordenara a la banda sinfónica que se aventaran con las notas charangueras de Pelea de Gallos, justo cuando Joselito Adame se daba vuelo tirando capazos a diestra y siniestra, como es el estilo del negrito. Manolo Ramírez ignoró a Charly Luciani porque las bebidas espirituosas que éste se había tomado en demasía ya le estaban haciendo ver visiones en la faena del mataor Adame, quien batallaba de a madres para hilar una tanda de muletazos, pero tenía loco de contento al recién desempacado de Japón, quien a leguas se veía que quería fiesta y confundió el coso taurino con una plaza pueblerina, al grado de hacer berrinche y de casi casi recordarle la jefecita al pobre burriciego que ocupaba el palco de la autoridad porque no lo complacía con la de aquí. Los ojos de pistola, el corte de manga y el manoteo que le lanzaba Charly Luciano los capoteó como buen lidiador Manolo, aunque terminando la primera corrida de las calaveras no se libró de una cajetiza de época, como las que suele aventarse el gobelino cuando anda enojado, que es muy seguido, porque está rodeado de pura gente inútil que nomás no le saca un perro de una milpa, verdad Carlos Penna y compañía?. Pero no se crea que la película de los toribios, que tuvo como protagonista principal al gobelino viajero paró ahí, puesto que lo mejor se presentó cuando casi de manera unánime los asistentes a la corrida le tocaron y fuerte esa música de viento incómoda a quien ocupaba el palco principal y sus acompañantes, luego que al torero del caballito, conocido como rejoneador, se le ocurrió brindarle la muerte de su único toro al recién desempacado de la tierra de los taka taka. Quienes fuimos a esa corrida para ver al hispano Alejandro Talavante, nos percatamos cómo Charly Luciani esbozó una sonrisilla nerviosa, presentó un rostro en color rojo subido por la vergüenza y no tuvo más que aguantar vara por la sonora rechifla que le pegaron la mayoría de los asistentes al evento taurófilo. Quienes acompañaron en el palco oficial al gobelino comentaron que el buen Charly les confió que mejor se hubiera quedado en su casita echándose sus alipuses sin ser víctima de las miradas indiscretas y de ese estruendoso recordatorio que le brindó el monstruo de mil cabezas en que se convierte la monumental en días de corrida de toribios. Luego de la ensordecedora rechifla con recordatorio de jefa y toda la cosa que se llevó el gobelino, el rejoneador que osó en tratar de quedar bien con el jefe al brindarle la muerte del torete que le tocó en suerte, comprendió que la había calabaceado y feo y trató de disculparse con el destinatario del brindis, pero ya el daño estaba hecho puesto que la devaluada popularidad del gobelino se había puesto de manifiesto. Los indiscretos gorrones que estuvieron acompañando al gobelino en el palco oficial hicieron el comentario de que el jefe se desquitó de la rechifla monumental con su apanicado asistente principal y es que dicen desde antes de que empezara la corrida le habían encargado mucho que hablara con los matadores, el rejoneador, los apoderados y demás achichincles de los espadas para pedirles que no se les ocurriera ni de chiste brindarle ni barbearle en público a Charly Luciani precisamente para no exponerlo a lo que a final de cuentas le sucedió. Saliendo de la monumental, el gobelino enfiló hacia el templete que se instaló casi afuera del salón de sesiones de los diputados, desde donde medio observó en compañía de no pocos invitados y de muchos gorrones más el desfile con el que dio inicio el Festival de las Calaveras, evento que precisamente surgió de su iniciativa cuando su ex amigocho Otto Granados lo tenía como jefe de la oficina Desarrollo Económico y Fomento Industrial, lo que hoy es la Sedec. Quienes nos colamos al templete oficial pudimos percatarnos que por momentos le ganaba el cansancio y el sueño al gobelino, quien hizo un esfuerzo sobrehumano para no caer en los brazos de morfeo y para ello le pidió a su asistente personal que no dejara de llevarle sus bebidas preparadas, en las que no debía faltar el hielo en abundancia…Estando haciendo talacha en la vieja finca que ocupa el palacio de gobierno nos enteramos por la gente indiscreta de la Coordinación de Comunicación Social que el gobelino se enchilo cómo únicamente él sabe hacerlo, luego que varios de sus colaboradores fueron de rajita de canela por la actitud mamila y dictatorial con que los ha venido tratando el septuagenario Jefe de Gabinete y es que resulta que Antonio Javier Aguilera les ha exigido que cierren el pico, que no hablen ni declaren a los periodistas, porque definitivamente el horno no está para bollos y menos con la bronca de pronósticos reservados que se generó con la forma en que se detuvo e investigó a los policuicos. Varios de los funcionarios del gobierno comentan que el viejillo Aguilera se está pasando de rosca y que la verdad está exagerando en su papel de lamebotas principal de Charly Luciani, ya que no quiere que se declare nada bajo el argumento de que son temas que deben ser expuestos por el jefe o que se deben hacer públicos cuando el gobelino lo decida, por lo que Beto Solís, el Gato Rodríguez, Miguel Romero, el funcionario Nini y otros funcionarios más se están quedando con las ganas de vender el resultado de su trabajo. Sobre los 13,719 millones de pesos, cantidad mucho pero mucho mayor a la que manejó el ingeniero Luis Armando Reynoso Femat en su último año al frente del gobierno, es lo que ha pedido la administración estatal en el paquete económico que fue puesto a consideración de la Cámara de Diputados, instancia que está convertida en la Oficialía Mayor del Poder Ejecutivo, ya que todo lo que se les presente del palacio mayor pasa sin tocar banda. En la propuesta de presupuesto que le entregó a los diputados el segundo de a bordo del gobierno de Carlos Lozano, figura obviamente una tajada importante para el pago de la nómina, donde se tiene considerado un aumento muy pero muy sustancioso para todos los jefes y personas de confianza, no así para los trabajadores de base, para los que los sueldos seguirán siendo de verdadera hambre.

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